sábado, 17 de agosto de 2019

Traficando autonomía.

Habíamos salido del Rincón el uno de junio,
pertrechados con todos los equipos necesarios 
para montar el bombeo solar directo y el huerto de formación y entrenamiento 
para las mujeres senegalesas de la asociación Mbougar Diouf.

4000 kilómetros, tres fronteras y siete días después, 
llegamos al muelle de Dangane, en el borde del delta del río Saloum, 
después de mil y un flashes...
...las pardelas rozando las crestas espumosas y los chorros pulverizados proyectados por el espiráculo de los cachalotes en el Estrecho-autovía-cementerio...
...la burocracia aduanera tangerina, quintaesencia del poder fáctico...
...el dulzor del melón y el pan tierno de Tan-Tan...
...las niñas saharauis bañándose en Akhfennir con su larga Melhfa...
...el reposado té mauritano, perfecto, ofrecido por un niño sordomudo, solo, pastor de gallinas...
...las manadas de facóqueros comiendo vacas muertas e ibis sagrados sobrevolando el Diawling ¿elevando sus almas?...
...el uniforme de policía como herramienta de sobresueldo senegalés...
...la habilidad de correr a tres patas con un hijo en un brazo de una Mona Roja...
...la pasada de incontables baobabs esculturales, a derecha y a izquierda, cuya suma de años pulveriza las entendederas de cualquiera... 
...la simpatía de las autoridades risueñas que hablan y hablan...
...Y el río...
...un río salado...
...habitado por gentes
y pelícanos 
y necesidades 
y catamaranes...










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